Historia clínica detallada: Exploración de síntomas, duración e intensidad del dolor.
Examen físico: Identificación de áreas sensibles o anormales en el abdomen.
Estudios de Laboratorio: Análisis de sangre, orina o heces.
Imagenología: Ecografías, tomografías computarizadas (TAC) o resonancias magnéticas (RM)..
Procedimientos especializados: Endoscopia, colonoscopia o laparoscopia para evaluación interna.
Visualización directa: Permite observar el interior del esófago, estómago y duodeno para detectar lesiones, inflamaciones o anomalías.
Diagnóstico preciso: Identifica úlceras, gastritis, esofagitis, tumores, pólipos o infecciones como la Helicobacter pylori.
Obtención de biopsias: Toma de muestras de tejido para análisis histológico y confirmación de enfermedades como cáncer o celiaquía.
Obtención de biopsias: Toma de muestras de tejido para análisis histológico y confirmación de enfermedades como cáncer o celiaquía.
Rapidez en resultados: Ofrece información inmediata, ayudando a tomar decisiones clínicas más rápidas y precisas.
Seguridad: Realizada por expertos, es un procedimiento seguro con bajo índice de complicaciones.